jueves, 18 de octubre de 2012

Cuidado de las encías en dientes e implantes


enciasLa cavidad oral, al ser un ecosistema abierto y dinámico, está expuesta a numerosos factores que regulan la composición microbiana. La alteración del equilibrio de la boca da lugar a la posible aparición de enfermedades de las encías por acumulación de microorganismos que forman el biofilm oral (placa bacteriana).

Una encía en condiciones de salud no debería presentar inflamación ni sangrado. Si esta afección se produce, puede ser debido a que el paciente tenga enfermedad de las encías, que puede desarrollarse sobre dientes (gingivitis y periodontitis) o implantes dentales (mucositis periimplantaria y periimplantitis). El principal agente causal es la acumulación de placa bacteriana (biofilm oral).
La gingivitis se caracteriza por una inflamación y sangrado de la encía. Generalmente se observa enrojecimiento, inflamación y sangrado de la encía, sin que llegue a afectar a los tejidos que soportan al diente (periodonto). Esta afección es reversible; sin embargo, si no se trata puede progresar y evolucionar a periodontitis.
La periodontitis se caracteriza por presentar enrojecimiento, inflamación, sangrado, recesiones de la encía, movilidad dentaria y pérdida del hueso alveolar que da soporte a los dientes, pudiendo llegar a producirse la pérdida del diente.
Por otro lado, la mucosa que se forma alrededor de los implantes comparte similitudes con la encía que se forma alrededor de los dientes. Al igual que los tejidos periodontales, los tejidos blandos periimplantarios tienen una función de protección frente a agresiones del ambiente externo, como por ejemplo los microorganismos. La mucosa periimplantaria presenta una respuesta inflamatoria diferente, de tal manera que tras el acúmulo de biofilm oral la extensión de la inflamación puede llegar a ser más profunda. Por tanto, los tejidos periimplantarios presentan menor capacidad de respuesta frente a la agresión del biofilm oral en comparación con los tejidos periodontales.
La presencia de microorganismos sobre la superficie de los implantes dentales ocurre rápidamente tras la exposición a la cavidad bucal, pudiéndose producir las enfermedades periimplantarias (mucositis periimplantaria y periimplantitis).
La mucositis periimplantaria es una lesión inflamatoria que se produce en la mucosa que rodea un implante.
Las características más comunes son edema, enrojecimiento e hiperplasia de la mucosa, sangrado (Ikeda-Artacho et al. 2007) sin pérdida del hueso que lo rodea. La continua presencia de la placa bacteriana (biofilm oral) sobre los implantes induce esta reacción inflamatoria y, si no es tratada correctamente, puede evolucionar a periimplantitis.
La periimplantitis es una lesión inflamatoria de la mucosa que rodea un implante en función, asociada a la pérdida de hueso de soporte (Zitmann y Berglundh 2008). Las lesiones provocadas por periimplantitis están poco encapsuladas, se extienden hacia el tejido óseo marginal y, si avanzan, pueden llegar a causar la pérdida del implante.

Prevención y tratamiento

La prevención y el tratamiento de estas patologías periodontales y periimplantarias se deben centrar en la aplicación de medidas antiinfecciosas. El objetivo es conseguir la desestructuración mecánica de la placa bacteriana (biofilm oral) y la reducción de bacterias que causan patologías a niveles compatibles con la salud. Para ello es necesario realizar tratamientos combinados que incluyan un tratamiento mecánico y químico. El tratamiento mecánico desestructura la placa bacteriana (biofilm oral); sin embargo, presenta ciertas limitaciones en pacientes no cumplidores. Por ello, el uso de antisépticos, como la Clorhexidina o el Cloruro de Cetilpiridinio, es imprescindible como coadyuvante químico al tratamiento mecánico en el control del biofilm.
Es por ello que los esfuerzos deben centrarse en el mantenimiento de la salud de los dientes e implantes o, lo que es lo mismo, en la prevención de la aparición de las enfermedades periodontales y periimplantarias, cuyo objetivo será evitar la inflamación e infección de los tejidos dentarios y periimplantarios y prevenir la formación de un biofilm patogénico, minimizando así el riesgo de fracaso de los tratamientos periodontales y el de los implantes.

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