No es sencillo el camino hacia la excelencia. Es largo,
sacrificado y poco gratificante, pero los que como yo aman su profesión y nos
apasiona lo que hacemos, estamos dispuestos a transitarlo.
Después de media vida de estudios, practicas, exámenes y
muchas horas de sacrificio, sigo estudiando.
Siempre hay nuevas técnicas que aprender, nuevos materiales
que estudiar, reciclarse y mejorar.
Siempre ansío crecer y desarrollar todo mi potencial.
Todo ello supone una gran inversión económica (coste del
curso, estancia, desplazamientos y comidas…),
compaginación con la practica diaria y la familiar, dedicando muchos
fines de semana a la formación continuada.
Después, de retorno a mi consulta, está el esfuerzo en
incorporar lo aprendido a mi práctica diaria, lo que implica más inversión
económica, tiempo y cambio de rutinas, manteniendo los mismos honorarios.
Cuando vea algunos de los títulos colgados de la pared de mi clínica,
reflexione en la dedicación, esfuerzo y amor que profeso por mi profesión.
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