¿Por qué le tenemos miedo al dentista?
Hay gente que evita el avión, que no pasa por debajo de las escaleras, huyen de perros y gatos, etc., y en cambio para otros la peor pesadilla es sentarse en un sillón de odontólogo.
Actualmente los niños son los que tienen menos miedo al dentista, los pacientes complicados son los superiores a los cuarenta años.
El significado de los dientes van mas allá que su función en la boca, hablan de la persona, de su forma de vivir, de su pasado, etc. Una dentadura blanca y sana es una excelente carta de presentación y una fuente de seducción, pocas cosas atentan más contra la autoestima que una sonrisa desnuda o una sonrisa que siempre debe ser ocultada.
Dentro de la población el grupo que ofrece más inconvenientes es el superior a cuarenta años, ya que son pacientes que recuerdan experiencias dolorosas, en donde la odontología era más curativa que preventiva y que se utilizaban procedimientos mucho más agresivos y complejos. Actualmente, con escasa edad, se realizan los controles, el técnico se encuentra más cerca del paciente, inculcándole hábitos de higiene, cuidando su dentadura estéticamente, haciendo de la visita al odontólogo algo más natural.
Entendiendo la problemática y a efectos de ratificar aun más el cambio de conducta en sus técnicas, los dentistas utilizamos hoy estrategias tomadas de la psicología, explicando todo lo que le vamos a realizar al paciente (si este asi lo desea) , esto provoca seguridad y confianza.
Para trabajar con el niño aplicamos tres conceptos “no invadirlo”, salvo situaciones de emergencia; la primera consulta odontológica es únicamente para tomar conocimiento; no utilizar lenguaje asociados a situaciones dolorosas como clavar, pinchar, cortar, etc. El profesional resume el método en “Tell, show, do”.
Es verdad que la
tecnología ayudó muchísimo para el cambio, pero los odontólogos coincidimos que
verdaderamente el cambio ocurrió con la modificación de enfoque y la
importancia generada y bien entendida de la emocionalidad del paciente.
Actualmente los profesionales
somos concientes que lo importante es ganar la confianza con el paciente, esto se
logra con la honestidad y por ese camino seguirán transitando.
Es de buena práctica concurrir dos veces al año a
tu odontólogo.
¡Así que… sienta al
odontólogo como su amigo!